El territorio es un sistema abierto, un todo organizado y complejo, que se caracteriza por un proceso de cambio infinito con su entorno, donde se generan procesos que involucran la incertidumbre. Cualquier intervención, independiente de su dimensión, desencadena transformaciones impredecibles, infinitas y aparentemente aleatorias en el entorno.
Es necesario desarrollar una estrategia que formule objetivos claros y precisos pero que sea lo suficientemente flexible para obtener diferentes soluciones.
La planificación implica la negociación, que consiste en el diálogo entre los diversos actores con el fin de lograr acuerdos beneficiosos para el conjunto. Para lograr una gestión acertada debe producirse la integración de los conocimientos científicos con los mecanismos de participación directa y con el sistema educativo, haciendo posible la colaboración de todos los protagonistas en una estrategia única. Es necesario formular un lenguaje que posibilite el diálogo y generar mecanismos que simplifiquen los procesos urbanos complejos para que sean comprendidos e incorporados más allá de la conversación académica o científica.
Se propone un juego como mecanismo que interpreta y simplifica la realidad para facilitar su comprensión.
“El proyecto es ese acto de conjuntar la diversidad de modo impredecible.(...) Si se tratara de un juego sería el del infinito permanentemente abierto por una tirada que abre incesantemente el caos y el azar. Juego azaroso, travesía incierta la del juego reiniciado en cada tirada. Se trata de un juego que formula sus nuevas leyes en cada tirada, en cada jugada. Por tanto, no hay universalidad con la que pensar un final de la partida.” José Morales
“Ejercicios de habilidad, arte o combinación no siempre previsibles y habitualmente sometidos a reglas de azar. (...) Ciertas configuraciones no-deterministas responden a juegos dispositivos basados en sistemas múltiples combinatorios o en distribuciones de orden azaroso.” Manuel Gausa
